Croacia y Chile

El último baluarte.

 
 
 




DUBROVNIK, EL ÚLTIMO BALUARTE.

      
           Los techos de Dubrovnik (foto de Cristián Orellana) 

Retrocediendo al pasado, Dubrovnik fue el último baluarte del Imperio Romano y después el último país fiel a la iglesia católica romana, ahora es el último baluarte de Croacia y ese parece ser su destino permanente.

En Chile hay una numerosa e importante colonia croata y hay dos ciudades donde configuran grupos de importancia: Antofagasta, en el desierto de Atacama y Punta Arenas en la Patagonia. Casi están en los dos extremos del país. La emigración croata a Chile ocurrió en el siglo XX, a comienzos del siglo y  entre las dos guerras mundiales y a pesar de ser recién llegados han adquirido relevancia en muchos sectores. El empresario más rico de Chile, Andrónico Luksic era croata y su familia sigue controlando muchas empresas mineras, pesqueras, industriales y de servicios. Los apellidos croatas en Chile son  numerosos (país latinoamericano que concentra el mayor número de apellidos de origen croata) , muchos de estos descendientes de croatas son profesionales, intelectuales y políticos de figuración.

La llegada masiva de croatas a Chile, comenzó el año 1864 hasta 1956, año en que seso la inmigración. Entre está época se estima una inmigración de alrededor de 58.000 croatas. Lo que significo el 24% de la inmigración neta de croatas emigrados a Sudamérica. El porcentaje restante se dirigió principalmente a Brasil y Argentina, en este último país llegaron alrededor de 120.000 croatas, pero solo el 26% se radicó definitivamente. El  número restante de croatas regreso a Europa, o rumbo a países vecinos como Chile y Brasil.

La península de los Balcanes
La península de los Balcanes es como un pequeño continente en el que hay una increíble mezcla y superposición de poblaciones que son de origen eslavo, griego, germano, turco, del Cáucaso, de Italia, etc. A ese mosaico racial se superpone otro de carácter religioso, los serbios, eslovenos, macedonios, montenegrinos, rumanos, búlgaros  y griegos son católicos ortodoxos, los croatas e italianos son católicos romanos, los bosnios, albaneses y turcos son musulmanes. En esta región, durante algunos períodos, hubo predominio romano, bizantino, búlgaro, croata, húngaro, turco, austriaco, y serbio, con ingerencias ocasionales de Italia, Alemania e Inglaterra.

Para los diplomáticos europeos los Balcanes ha sido siempre un dolor de cabeza y la causa de interminables guerras. En esta región los odios nacionales tienen contaminantes religiosos, raciales, ideológicos e históricos. Casi cada uno de estos países reivindica épocas de gloria en que eran grandes estados y  a la vez recuerdan la oprobiosa dominación centenaria de algunos de sus rivales. Los serbios, generalmente con el apoyo de los montenegrinos y macedonios han constituido el grupo más fuerte que ha tratado de establecer su hegemonía y crearon entre las dos guerras el Estado de Yugoslavia (Unión de los eslavos del sur) que incluía a los tres grupos mencionados más eslovenos, croatas, bosnios y parte de los albaneses y minorías de otros países como italianos, búlgaros, griegos y rumanos. Esta unión se disolvió en los últimos años y se desarrolló una cruenta guerra con genocidios, limpiezas étnicas y masacres. Las potencias europeas no han estado ajenas a estos conflictos, tradicionalmente Rusia protegió a los eslavos, Alemania a los croatas. Turquía a los bosnios y albaneses.

Comparando a Los Balcanes con América Latina, la diferencia es abismal. En América Latina hay unidad racial, lingüística, religiosa, histórica (parte del imperio español y portugués) y sólo un breve período de separación entre los países similares (sólo doscientos años), con algunas guerras insignificantes si se comparan con las guerras de los Balcanes.  En cambio, en los Balcanes no hay fronteras precisas entre los distintos estados y grupos étnicos. En muchos lugares las poblaciones están compuestas por grupos raciales similares en tamaño y hay ciudades en que ni siquiera hay separación por barrios. Construir estados nacionales en esas condiciones parece contradictorio y casi imposible: La solución racional debería constituir uno o varios estados federales, pero esa solución ha fracasado rotundamente.

Una pequeña ciudad independiente.
El turismo en Croacia se ha desarrollado sólo a partir de la paz impuesta por la Unión Europea, antes era una aventura ir a esos países y el expreso de Oriente, que atravesaba la región debió ser suspendido hace muchos años. Ahora está resucitando.

Croacia es una región muy atractiva, especialmente la costa del Adriático, donde existen centenares de islas que configuran atractivos para un turismo de masas: regias playas, mar transparente y poco contaminado y pueblos que han conservado su arquitectura medieval y algunas de sus tradiciones.

La ciudad más atractiva parece ser Dubrovnik porque tiene los atractivos mencionados además de una historia muy peculiar. Dubrovnik, que se llamaba Ragusa, durante siglos logró mantener una relativa independencia en la turbulenta región aunque nunca fue una potencia militar y mantuvo una diplomacia muy hábil que le permitió seguir siendo una república aristocrática en un mundo feudal de casi puras monarquías absolutas. La construcción de barcos fue una actividad que le dio gran prestigio y su catolicismo romano fue un factor esencial para lograr apoyo de algunos estados.

 Impresiona saber que una ciudad tan pequeña, se dice que no tenía más de mil metros cuadrados de superficie, fue capaz de perdurar. Incluso ahora, uno de los atractivos principales de Dubrovnik es su reducido tamaño. La ciudad y el puerto se pueden recorrer a pie sin gran esfuerzo. Naturalmente que ahora hay otros poblados que se han transformado en barrios pegados a la ciudad antigua, pero ésta mantiene su aislamiento ya que sus murallas, factor esencial de su independencia, siguen incólumes.
 
Visitas breves.
Me parece que la avalancha turística que hoy tiene Dubrovnik  se compone de dos grupos distintos de turistas. El gran flujo turístico parece corresponder a europeos que van  a veranear en las islas próximas y su intención principal es descansar y disfrutar de las playas con breves vistas a lugares con tradición y valor histórico. El otro flujo lo constituyen los turistas por el día, que vienen en grandes cruceros que viajan entre Venecia y Estambul. Estos cruceros hacen recaladas obligatorias en el puerto de Dubrovnik, que está fuera de la ciudad, ya que el puerto antiguo es muy reducido. Estos barcos arrojan miles de turistas cada mañana que al anochecer abandonan el lugar.

Yo soy uno de los turistas de crucero, porque son muy económicos. En los recorridos habituales de una semana, uno puede disfrutar de rápidos vistazos de Italia, Grecia, Turquía y Croacia. En una oportunidad estuve con mi esposa y otra vez pasé con mi hijo menor. 

Muchos piensan que una visita de un día es inútil, pero yo pienso lo contrario. Estar un mes en un lugar o ese mismo mes en diez o veinte lugares distintos me parece una forma de aprovechar mucho mejor el tiempo y al fin y al cabo el tiempo es la vida. Eso no impide que haya lugares en los cuales hay que pasar más tiempo. Así lo exigen, por ejemplo, Venecia, Florencia, París, Londres y otras ciudades. Pero quizás el factor determinante es el tamaño. Dubrovnik, al ser tan pequeño, permite ser recorrido, reconocido y disfrutado en corto tiempo.

El barco llega a un gran puerto cruzando canales e islas, allí está la infraestructura turística: grandes hoteles, uno de los principales pertenece a la mencionada familia Luksic, chileno-croata.

Hay tiendas y restaurantes y es el punto de partida de los buses que lo llevan a la ciudad amurallada en un breve tour que le permite ver la ciudad antigua desde distintas perspectivas. Es imprescindible hacer este tour, pues si se va directamente  se pierden esas visiones globales. 

Dubrovnik está ubicada en una pequeña bahía a los pies de montañas muy escabrosas, en realidad esa situación es la que impidió su expansión y la conservó en su diminuta dimensión hasta ahora, la época de las grandes urbes.

Durante la ocupación napoleónica (¡También la conquistó Napoleón!) se construyó un camino de cintura en lo alto de las montañas, desde allí se ve, en detalle, como una ciudad medieval de juguete, todo Dubrovnik. Además hacia arriba se ven las montañas aparentemente inaccesibles, hacia abajo el precipio al fondo del cual está la ciudad y hacia el mar se ven pequeñas islas cubiertas de bosques, sin construcciones, pero se avistan hermosas playas blancas y aguas de un color calipso transparente.  Por esta visión tan diversa y amplia conviene hacer el mencionado tour. Después se baja y a la entrada de la ciudad amurallada se abandona el bus, pues en una urbe medieval sería incongruente ver estos monstruos mecánicos que la saturarían. En la ciudad sólo se puede caminar y la vista de las murallas y las iglesias, viviendas y edificios públicos, todos ellos con cientos de años de antigüedad transforman la caminata en un paseo hacia el pasado. 

Sin embargo, el tour prosigue a pie con un guía que va contando la singular historia de la ciudad y con ellos se visita una antigua iglesia y según describen, la farmacia más antigua de Europa, que conserva toda su estructura, mobiliario y hasta pócimas. Se visita el palacio de los rectores –los nobles que constituían el Consejo de la ciudad- y destacan el interesante sistema republicano y aristocrático que se mantuvo por mil años. Finalmente se desemboca en el pequeño puerto, donde sólo hay botes y pequeños barcos que deben ir a las islas. Otro paseo interesante es  recorrer un barrio con calles escalonadas en la ladera de la montaña. Allí hay numerosos restaurantes que se enorgullecen de ofrecer comida italiana y croata, la que tiene una gran tradición y hay muchos platos de pescados y mariscos, estas calles quedan a la sombra y en verano las riegan permanentemente y constituyen así un agradable y fresco refugio para almorzar. Allí comí una vez "berenjenas gratinadas", que es un plato típicamente croata y se compone una capa de tomates cocidos con albahaca, orégano, pimienta negra y aceite de oliva, después capas de berenjenas asadas (no fritas),  que se colocan en capas alternadas  con queso ricota,  queso mozarella y finalmente pimentones asados cubiertos de queso padana rallado. (Lo he intentado hacer en Chile, con el reclamo de mi esposa que lo encuentra como una comida muy pesada, pero que según mis hijos y sus cónyuges es una delicia).

Pero la visita recién comienza, queda toda la tarde para recorrer las calles donde hay numerosas pequeñas tiendas, ir al correo, visitar el puerto y ver los bordados que venden unas ancianas muy agraciadas, encontrar las fuentes que proveen de agua a la ciudad y conocer la calle principal, que hace unos siglos fue un foso que separaba dos pequeñas ciudades étnicamente distintas, que finalmente se fusionaron y cerraron el foso, ahora pavimentado con grandes losas y donde se instalan las mesas de numerosos cafés y gelaterías..   

Finalmente, otro paseo espectacular es hacer el camino de ronda,  subir a las murallas y hacer un paseo rodeando toda la ciudad, teniendo una vista privilegiada y cercana de las calles y casas de la pequeña población. Creo que esta caminata es de sólo tres kilómetros y… obviamente hay que pagar una entrada.

La ciudad queda  semidesierta cuando se van los turistas de los cruceros al atardecer, pero casi de inmediato regresan los turistas de temporada que pasaban el día en las playas y vienen a disfrutar de las comidas y diversiones nocturnas en la ciudad que así vive continuamente despierta. 

Una ciudad bombardeada.
A pesar de que Dubrovnik fue maestra en diplomacia durante siglos, eso ya no servía a fines del siglo XX y Croacia, así como Serbia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro y la actual Macedonia se vieron envueltas en una terrible guerra. Según la versión más probable, los serbios trataron de impedir la independencia de las regiones que conformaban la antigua Yugoslavia. Sólo se salvó de este desastre Eslovenia, que quedaba separada de Serbia, precisamente por Croacia. En esta guerra no se respetaron los principios de la Convención de Ginebra y hubo masacres injustificadas y la política de limpieza étnica sostenida por algunos cuerpos armados de Serbia significó matanzas de población civil porque eran bosnios o croatas. Dubrovnik tuvo que pagar un alto precio en vidas y en destrucción. A pesar de que la ciudad no tenía ningún valor estratégico o militar, en 1991 fue bombardeada desde las montañas, por la artillería montegrina y serbia que se apoderó del camino de cintura que habíamos descrito. Desde allí disparar sobre la ciudad era un juego perverso pues se tenia una perfecta visión de todos los detalle de la población. Este asedio duró varias semanas y la población resistió sin ceder y vivió en los subterráneos. Al final del conflicto los techos rojos de tejas de la ciudad estaban perforados en todas las construcciones y había mucha destrucción. La UNESCO emprendió una campaña para recuperar la ciudad y hoy se puede apreciar el evidente éxito logrado. Sin embargo, desde la montaña se puede observar que todos los tejados rojos son de dos tonos, los antiguos que sobrevivieron son de color más intensos y los parches y nuevos techos son de tejas de un color más suave.

El bombardeo chileno.
Sin embargo, Dubrovnik debió soportar otro bombardeo en agosto de año 2002, esta vez el acto fue realizado por chilenos. 

Era una  expresión de solidaridad con la ciudad y como rechazo a todas las guerras. El 12 de agosto de ese año una organización juvenil chilena llamada Casagrande, haciendo grandes esfuerzos financieros logró arrendar un pequeño avión (aunque la intención era hacerlo desde un helicóptero) y desde allí  lanzaron sobre la ciudad cien mil poemas. Estas bombas eran marcadores para libros  y tenían impresos un poema en croata de un autor del país y por el reverso un poema en español de algún poeta chileno.  Los croatas residentes y los turistas recibieron con mucho interés y alegría este bombardeo, que en vez de la muerte, traía desde el cielo la expresión más bella del hombre: la poesía. 

Croacia y Chile.
Ahora podemos hablar de Croacia, pero hace pocos años Croacia era indeterminada, fue parte del imperio veneciano, del turco, del imperio austriaco, fue parte de Yugoslavia, ocupada por los italianos y alemanes, finalmente se reencontró a sí misma después de una cruenta lucha por su independencia en contra de los serbios y montenegrinos.

 
CROACIA
 
Los croatas, tribu eslava, emigraron en el siglo VI d.C. desde la Croacia Blanca, región actual de Ucrania. Desde allí siguieron hacia el mar Adriático, donde conquistaron la plaza fuerte romana de Salona, en el año 614. Luego de establecerse en Panonia y Dalmacia, los croatas se liberaron de los ávaros y comenzaron su desarrollo independiente. Aunque el territorio era competencia del Imperio Bizantino, los croatas aceptaron a la Iglesia Católica Romana, y preservaron la liturgia eslava.

 
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